Literatura y enfermedad en Bartleby y Compañía, de Enrique Vila-Matas

Autor: Alexis Almeida
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Resumen: Leer Bartleby y compañía de Enrique Vila-Matas podría producir en cualquier lector con la más mínima inclinación hacia la escritura (o la creatividad en general), un cierto ataque de ansiedad. Tratándose de lo que el narrador llama “la negación de literatura”, pero que podemos traducir como writer’s block, este libro es una especie de explotación del momento más difícil para cada escritor: la hora de escribir, es decir, el momento en que se encarga de cristalizar lo previamente inefable, íntimo, infinito, lo que Borges llamaría “[…]la página justificativa […] esa página que en el atardecer, ante la resuelta verdad de fin de jornada, de ocaso, de brisa oscura y nueva, de muchachas que son claras frente a la calle, yo me atrevería a leerle a un amigo”. El vértigo que surge de este momento tan conflictivo, en que la exigencia del escritor hacia sí mismo puede ser tan intensa que le llevaría a sentirse incapaz de escribir nada, es lo que el narrador del libro llama ‘la pulsión negativa’; este momento precario y poco estable es el mero eje de Bartleby y compañía. Como advierte Maurice Blanchot en su libro The Space of Literature, aludiendo al escritor en este momento suspendido, abrumado ante una posibilidad interminable que conlleva en sí la posibilidad de fracaso: “The approach of the world does not elicit in him the strength to reach and achieve it, but immbolizes him […] inspires in him a kind of numbness or stupefaction” (13). En su exploración de varios autores que han llegado a ese punto y se han dado por vencidos, el libro hace un retrato variado de esta enfermedad que llamamos literatura, llena de pulsiones contradictorias que pueden ser tan dañinas como necesarias, una entidad hacia la cual se puede sentir una atracción infinita, incontrolable y determinante, y que al mismo tiempo puede ser repugnante, de cuyo alcance se puede tener ganas de escapar.

 

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