El Quijote y la cultura escrita: el salto del dicho al hecho

Autor: Megan Gibbons

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Resumen: Uno de los muchísimos refranes de Sancho Panza que encontramos en Don Quijote de la Mancha es “del dicho al hecho hay gran trecho”(II: 532).1 En este contexto Sancho le avisa a don Quijote que la aventura para rescatar a don Gregorio ya está delegada en el renegado español. Lo que Sancho reconoce es que la distancia entre el deseo (el dicho) y la realidad (el hecho) suele ser muy difícil de alcanzar.  Las palabras habladas—en este caso los pensamientos y los deseos de don Quijote—no contienen en sí el poder para cambiar la realidad.  Puede ser que las palabras sean importantes para don Quijote mismo, pero esta importancia individualizada no supone una transformación radical “del dicho al hecho.”  Es decir, las palabras siguen siendo expresiones no sólo hipotéticas sino también transitorias. De hecho, vemos que don Quijote nunca vuelve a hablar más de ese deseo suyo de ser el liberador de don Gregorio. Una vez dicho, las palabras siguen su trayectoria elusiva y no ponen en efecto ningún cambio tangible. Aun así, el “gran trecho” entre el deseo y la realidad no siempre es insuperable. En la segunda parte de Don Quijote de la Mancha a través de las cartas de Sancho y su mujer, y a través del libro del “falso” don Quijote, descubrimos que la escritura es el vehículo que permite a veces una fusión entre lo dicho y lo hecho, y también entre el deseo y la realidad. Es la escritura que convierte la palabra hablada (lo efímero) en un objeto (lo material). Lo que antes era dudoso por su carácter abstracto, ahora es fiable precisamente por su carácter concreto. Pero fiable no quiere decir verdadero. Esta distinción es la que destaca el gran poder de la escritura. Según Castillo Gómez, “el poder inherente a la escritura hizo de ella un instrumento eficaz para la información, la administración, el gobierno y la propaganda.”2 Una investigación de las cartas de Sancho y Teresa, y del libro del otro Quijote, va a mostrar este “poder inherente” de la escritura tanto por su aspecto comunicativo como su aspecto propagandista.

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